Miro para atrás y hay seguridad, tierra firme, alegría segura, tibia pero segura, un pasado feliz. Miro para adelante, algo nuevo, difuso, eso que estoy necesitando, un cambio.
En ese extremo estoy: en la punta del precipicio.
Se que si me animo a lo nuevo probablemente sea mucho más feliz, pero hay un pequeño problema: la comodidad, el miedo, la inseguridad, los rollos de siempre. Necesito el empujón que me impulse de una vez, la seguridad de que no voy a salir lastimado, y si me lastimo, espero tener a mano alguna curita.
Sé, siempre sé lo que tengo que hacer, pero una vez más la duda es más fuerte que la convicción.
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